Vértigos, origen cervical o de oído

El vértigo y/o mareo e uno de los problemas más comunes al que nos enfrentamos en un centro de Fisioterapia y Osteopatía. Y en realidad no son el mismo problema aunque en ocasiones se presenten de la mano.

Vértigo

El tipo de vértigo que acude a consulta es el Vértigo Posicional/Postural  Benigno. Se trata de una alteración que se produce en nuestro oído interno, en el Sistema Vestibular, que es el encargado de regular y controlar nuestro equilibrio y posición.

En estos casos la sensación es aguda y brusca. Tenemos la sensación de que nuestro entorno gira y se mueve, a veces de forma intensa. Y esto es lo que provoca mareos intensos que incluso pueden llegar a generar vómitos.

Es necesario un diagnóstico diferencial por parte del Médico especialista en Otorrinolaringología, que descartará o diagnosticará y tratará con medicación este problema.

El origen por tanto e este caso está en una alteración en este sistema Vestibular alojado en nuestro oído interno.

Mareo de origen cervical

La intensidad y la forma son diferentes. Es una sensación más vaga, menos intensa y que se acompaña normalmente con molestias y tensión en la zona cérvico-dorsal. A veces provoca náuseas pero no es nada habitual que genere vómito. Responde a los movimientos de la cabeza y por tanto del cuello. Y cede con tratamiento de Fisioterapia y Osteopatía.

Y el origen por tanto de los mareos relacionados con el cuello se produce por los diferentes problemas habituales que vemos en consulta:

• Latigazos cervicales postraumáticos (caídas, accidentes de tráfico, etc…)
• Alteraciones de la postura en nuestra vida diaria, trabajo, esfuerzos, etc…
• Estrés, preocupaciones, ansiedad…
• Patología propia cervical, protusiones, hernias, distonías, etc..etc…

Por último consideramos interesante aclarar lo siguiente con respecto a este problema:

Es muy habitual y lógico que el paciente que sufre de Vértigo Posicional (oído interno) se presente en consulta con molestias también en el cuello. Y la explicación a esto es muy sencilla. Cuando nos sentimos inestables, y en este caso la sensación suele ser intensa, modificamos nuestro patrón postural para defendernos de esta situación, activando de forma importante la musculatura de esta región para intentar que se mueva lo menos posible. La contraemos por tanto de forma intensa durante todo o gran parte del tiempo, y esto origina hipertonías, cansancio en la zona, sobrecargas y contracturas, y por tanto tensión y dolor general de la zona.

Por esto es importante un buen diagnóstico diferencial por parte del Médico especialista y también por parte de la Fisioterapia y la Osteopatía. Y así abordarlo desde donde corresponda, o en la mayoría de las ocasiones,  relacionando tratamiento Médico con tratamiento de Fisioterapia y Osteopatía.

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